Historia de Rusia

Historia de Rusia

La historia de Rusia comienza con la emergencia de los eslavos, quienes aparecieron alrededor de 3000 – 3500 años atrás, evolucionando del grupo étnico indoeuropeo. Desde mediados del primer mileno AC, comenzaron a moverse hacia Europa del Este y poblaron la cuenca de Dniéper, Dniéster, Dvina del Oeste, Oka y el Volga superior en el siglo VIII AC.

El primer estado ruso, Kievan Rus, existió por alrededor de 300 años. Era una federación de principados, gobernados por el clan Rurik. El desarrollo de las relaciones feudales y la prolongación de la independencia de ciudades separadas resultó en la fragmentación política de Kievan Rus. A finales de los años 1330, los mongoles descendieron sobre Rus, el cual fue puesto bajo el protectorado de la Horda Dorada por casi 250 años. El yugo aceleró la disolución de Rus, pero al mismo tiempo se convirtió progresivamente en un incentivo para la integración, dado a que la economía y la cultura revivieron. Debido a un número de factores, a comienzos del siglo XIV, Moscú tomó el lugar de líder político, el cual es explicado por su favorable posición geográfica y la política protectora de sus príncipes (knyazes).

Los siglos XVII-XVIII marcaron un nuevo período en la historia de Rusia, cuando el sistema capitalista comenzó a formarse, mientras que el sistema feudal permanecía e incluso cobraba más fuerza. Este período histórico es conocido como el “Tiempo de problemas” causado por la extinción de los Ruriks tras la muerte del hijo de Iván el Terrible, quien jugó un rol importante en estos eventos. El malestar social causado por la hambruna y el fortalecimiento de la explotación feudal se desató a tal grado que resultó en la primera guerra campesina en la historia del país.

La era de Pedro el Grande se convirtió en un período de grandes cambios, acogiendo todos los aspectos de estado y vida pública. Los esfuerzos de Pedro I produjeron excelentes resultados, a pesar de que fueron alcanzados con violencia y explotación de la gente. El principal resultado fue la transformación del país en un poder marítimo que significativamente aceleraba su desarrollo, reservando un legítimo lugar entre los estados europeos.

El régimen de Catalina II es llamado “la era dorada de la nobleza” y el “absolutismo iluminado” completó el proceso de transformación de la nobleza en clases privilegiadas. La situación se empeoró considerablemente para los campesinos: la servidumbre adquirió las características de esclavitud. El incremento de conflictos sociales resultó en la guerra campesina de E. Pugachey, pero su falla llevó a la expansión de la dependencia feudal. Todo esto anunció la maduración de la crisis del sistema feudal, agudamente manifestado en el siglo XIX.

A comienzos de 1812 la mayor parte de Europa cayó bajo el vasallaje de Francia. Rusia y Gran Bretaña eran los únicos países que representaban una amenaza para los planes de Napoleón. En 1812 Napoleón invadió Rusia con poderes tres veces superiores al ejército ruso occidental bajo el mando de generales, pero tras seis meses de campaña, la armada, la más fuerte de la historia, fue completamente destruida.

A mediados del siglo XIX, las serviles relaciones en el país empeoraron y se deterioraron: despertaron los temores de los propietarios por el futuro, mientras que el descontento de la servidumbre seguía creciendo por su miserable condición. En el contexto de los disturbios de los campesinos, particularmente durante la Guerra de Crimean, en 1862, el gobierno encabezado por Alejandro II proclamó una reforma para abolir la servidumbre.

En años anteriores a la Primera Guerra Mundial 1914-1917, la política externa de Rusia fue determinada por la prioridad de una nueva aproximación a Gran Bretaña, reforzada por el acuerdo de 1907 acerca de la división de esferas de influencia en Irán y Asia Central. Este acuerdo llevó a la finalización del Triple Acuerdo “arreglo de buena voluntad” de la unión político-militar entre Inglaterra, Francia y Rusia y la participación de Rusia en la Segunda Guerra Mundial. La crisis política interna que resultó en la revolución de febrero de 1917, llevó a la recuperación de Rusia tras la guerra. La revolución destruyó el antiguo sistema estatal y estableció una nueva situación política. El poder en Rusia fue diezmado por el Partido Bolchevique encabezado por Vladimir Lenin, y los diputados de los Trabajadores Soviéticos, Soldados y Campesinos proclamaron la autoridad suprema del poder estatal. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (USSR) fue establecida el 30 de diciembre de 1922. Tras la muerte de Lenin, la lucha política interna se deterioró, y Joseph Stalin, quien estableció una dictadura y destruyó a todos sus rivales políticos, llegó al poder. En 1939 Rusia y Alemania firmaron un pacto de no agresión, pero el 22 de junio de 1941 la Alemania nazi atacó a la Unión Soviética, violando el tratado y dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial. Durante las batallas de Stalingrado y Kursk, las tropas soviéticas asumieron la ofensiva y derrotaron a la armada alemana, finalizando la guerra victoriosamente en mayo de 1945 con la toma de Berlín.

Stalin murió en 1953, tras lo cual el país vio una cierta liberalización y la rehabilitación de un número de víctimas del terrorismo estalinista. Luego llegó el deshielo de Khrushchev. El primer secretario de la CPSU- Nikita Khrushchev denunció el culto a la personalidad de Stalin, mantenido por una serie de reformas democráticas y una masiva rehabilitación de prisioneros políticos. La salida de Khrushchev del poder anunció el comienzo de la llamada era del estancamiento, un período marcado por la ausencia de grandes trastornos en la vida política del país, así como por la estabilidad social y por los niveles de vida relativamente altos.

En 1985 Gorbachev anunció la perestroika (un grupo de reformas políticas y económicas), dando como resultado la desintegración de la Unión Soviética a comienzos de los años 90´. Un referéndum llevado a cabo el 12 de diciembre de 1993, adoptó la Constitución de la Federación Rusa, declarando a Rusia un estado democrático federal con un gobierno republicano con el presidente a la cabeza.