Bellas Artes Armenias: Pintura

Matenadarán, Bellas Artes Armenias: Pintura

Las bellas artes armenias han agraciado al país desde la antigüedad, tal como lo prueban los mosaicos encontrados en las paredes de la Fortaleza de Erebuni en 782 AC y los intrincados montajes y la lujosa ornamentación descubiertos en el Templo de Garni del siglo I.  

La llegada de la cristiandad a Armenia trajo un cambio radical en las bellas artes, y el foco de los artistas tornó su alineación hacia los temas sagrados. Excavaciones de la Basílica de Yererouk del siglo IV-VI indican que el embellecimiento de las iglesias con frescos y ornamentación se ha desarrollado en Armenia antes de principios de la Edad Media. Desarrollándose junto con esas expresiones sagradas se encuentran las prácticas de la icnografía y la ilustración de manuscritos, con los primeros ejemplos existentes que datan del siglo V.  

En la actualidad, es posible admirar algunos de los ejemplos más refinados en los documentos guardados en el Instituto Matenadarán de Ereván, el cual contiene un total de 2500 manuscritos ilustrados. La llegada de la imprenta reemplazó gradualmente las ilustraciones hechas a mano con impresiones y grabados. Los libros decorados con miniaturas se volvieron una valiosa rareza y en la actualidad es posible verlos en exhibiciones y colecciones exclusivas.  

Cuando hablamos de las bellas artes armenias, vale la pena mencionar los trabajos de los siglos XVII-XIX de la familia Hovnatanyan. Su fundador, Nagash Hovnatanyan, fue un renombrado poeta y pintor cuya obra magna fue la decoración interior de la Catedral de Echmiadzin, la cual completó alrededor de 1721. Cuatro generaciones de sus descendientes se convirtieron en famosos pintores, poetas y miniaturistas. Uno de ellos, Hakob Hovnatanyan, tiene un cráter en Mercurio nombrado tras él. También llamado el “Rafael de Tiflis”, Hakob fue el fundador de la escuela de pintura moderna de Armenia y un maestro de los retratos, siendo sus principales temas las princesas, el clérigo y los ciudadanos adinerados.  

Hacia finales del siglo XIX, emergieron tres significativas figuras en la escena artística armenia, Vardges Sureniants, Edgar Chahine y Gevorg Bashinjaghian. Sureniants es considerado el fundador de la pintura histórica Armenia, Chahine llevo la pintura armenia a la fama en Francia y Bashinjaghian tuvo una significante influencia en la pintura de paisajes armenios. Alrededor de esa época, la fama fue alcanzada también por Ivan Konstantinovich Aivazovsky (Hovhannes Aivazian), un pintor ruso de orígenes armenios cuyos paisajes marinos son exhibidos en algunas de las galerías más famosas del mundo. La mayor parte de sus trabajos también pueden ser vistos en estampillas postales.  

El contribuyente más significativo de las bellas artes de Armenia del siglo XX es Martiros Saryan, un pintor que se destacó por sus paisajes, retratos y escenas cotidianas y que se encontraba fuertemente influenciado por los trabajos de Paul Gauguin y Henri Matisse. En la actualidad la colección más extensa de pinturas de Saryan puede ser vista en la Casa-Museo Martiros Saryan en Ereván.