Tradiciones de Nacimiento en Armenia

Las tradiciones de nacimiento en Armenia reflejan el rol central de la familia y los niños en la cultura armenia. Algunas de esas tradiciones históricas han sido modificadas y son aún observadas en Armenia, mientras que otras ya no son practicadas.

Históricamente, los armenios recién nacidos eran envueltos en tierra tamizada, ya que se creía que los ayudaba a mantenerse calientes. El evento más importante en la vida de un niño era el día de su bautismo, el cual en Armenia es observado ocho días después del nacimiento. Un dato curioso es que los cumpleaños no eran celebrados.

Los armenios creían firmemente en el poder sagrado de la palabra, y también deseaban tener un hijo varón quien pudiese continuar con los negocios familiares y perpetuar el nombre de la familia por generaciones. Por lo tanto, si nacían muchas hijas, a menudo se les daban nombres simbólicos como Bavakan o Herik (significa “suficiente”). Si luego de esperar durante mucho tiempo, la familia finalmente le daba la bienvenida a un hijo varón, este era llamado Pargev (recompensa) o Nver (regalo).

Las tradiciones de nacimiento armenias dictaminaban que cuando nacía una niña, el cordón umbilical debía ser enterrado en la casa, mientras que el cordón umbilical de un niño debía ser enterrado en el jardín de la iglesia. Se creía que este acto podía influenciar el futuro del bebé: las niñas serían devotas de su familia y los niños serían activistas sociales exitosos o figuras religiosas.

Durante los primeros cuarenta días tras el nacimiento, solo los familiares cercanos podían ver a la madre y el niño. Pasados los cuarenta días todos tenían permitido visitar a la familia y celebrar con ellos. El nuevo padre compartía su alegría colocando sus manos sobre la cabeza de los invitados diciendo “Tarose kes” - “¡Te la paso a tí!”