Uzbekistán en la Ruta de la Seda

Las ciudades del Uzbekistán moderno brillan bajo el sol como perlas esparcidas a lo largo de la Ruta de la Seda. El país es especialmente rico en artefactos históricos. La vida siempre hirvió allí, surgieron nuevas ciudades, las antiguas crecieron rápidamente, el comercio y la artesanía se desarrollaron. Todo eso fue posible gracias a la posición favorable del país en el pintoresco oasis justo en el centro de las rutas de la Ruta de la Seda.

Por cierto, fue probablemente debido a las riquezas de los antiguos reinos que existían en ese territorio que apareció la Ruta de la Seda. Recordemos la historia: el primer Chino que cruzó esas tierras de norte a sur, a saber, Dayuan, Kangyu, Sogdia (Sogdiana) y Bactria (Bactriana), fue Zhang Qian. El embajador del Emperador Chino le contó a su señor sobre los prósperos y hasta ahora desconocidos reinos de Fergana, Samarcanda y Bujará (Bukhara) (todos ellos en el territorio de lo que hoy es Uzbekistán) y Balkhab (hoy Afganistán). Entre otras cosas mencionó a los magníficos corredores celestiales de Fergana - grandes, fuertes y rápidos. Para las ambiciones militares de los Chinos esos caballos eran un valioso hallazgo. Fueron los intentos de conseguir esos caballos los que iniciaron el comercio en la Ruta de la Seda.

Kokand, Uzbekistán
Samarcanda, Uzbekistán
Bujará, Uzbekistán

Las primeras caravanas en la Ruta de la Seda aparecieron en el 138 A.C. cuando China abrió sus fronteras para el comercio. En el siglo IV, los Sogdianos establecieron sus colonias comerciales a lo largo de las rutas comerciales que conducían a China. Existían a lo largo de toda la línea oriental de la Ruta de la Seda desde Samarcanda (Samarkanda) hasta Xi'an en China.

Desde Asia Central y más allá de China se exportaban los famosos "corredores celestiales" (caballos de Fergana), alfombras, telas de lino y lana, piedras semipreciosas.

Uno de los principales trayectos que cruzaban Asia de este a oeste comenzaba en Xi'an, la capital de la antigua China, y seguía hasta sus fronteras noroccidentales a lo largo del desierto de Gobi, a través de la Cuenca del Tarim, y luego cruzaba el Turkestán Oriental. Habiendo cruzado el Tian Shan, parte de las caravanas atravesaron el Valle de Fergana y el oasis de Tashkent hasta Samarcanda, la capital de Sogdia, Bujara (Bukhara), Jorezm (Khorezm, Corasmia) y más allá hasta la costa del Mar Caspio. Algunas caravanas de Samarcanda se dirigieron a Bactria y después de cruzar el valle del Río Kashkadarya llegaron a Termez. Desde allí, tras cruzar el Amu Darya, se dirigieron al sur, a Bactra y a la India.

Termez, Uzbekistán
Khiva (Jiva), Uzbekistán
Bujará, Uzbekistán

Otro ramal del camino desde Tarim rodeaba el desierto de Taklamakan por el sur y después de pasar Jotán (Khotan, Hotán) y Yarkand (Yarkant) se dirigía a Bactra (norte de Afganistán) y Merv. Desde allí, a través de Persia y Siria, llegaba al Mediterráneo, por lo que la parte de las mercancías llegaba a Roma y Grecia por mar.

De esta manera ciudades uzbekas tan conocidas como Samarcanda, Bujará (Bukhara)Khiva (Jiva), Tashkent, Termez, Urgench y Fergana sirvieron como faros terrestres a lo largo de la Ruta de la Seda. Las florecientes ciudades oasis que crecían a lo largo de la Ruta de la Seda se convirtieron en puntos de transbordo internacional y se consideraron centros vitales de comercio, artesanía e intercambio cultural.

La posición ventajosa de las ciudades las hacía atractivas para los conquistadores. El territorio del Uzbekistán moderno fue conquistado varias veces por diversos agresores. Pero las rutas de caravanas destruidas fueron revividas, y los asentamientos y ciudades a lo largo de ellas fueron construidos con jardines bien cuidados y campos de cultivo; el recuerdo de ello se guarda en las antiguas murallas de Samarcanda, Bujará y Jiva. Las ciudades antiguas, ricas en monumentos arquitectónicos, conservan la memoria de muchos siglos.